Pretender ser algo sin saber que hay que hacer.

¿Tú has estado peleando también?
Yo no tengo una causa. Ese es el problema…
Jude, Across The Universe

¿Cuántas organizaciones batallan todos los días para poder sobrevivir? La mayoría. Muchas trabajan día a día para mejorar algo o por crecer en un contexto difícil, lleno de obstáculos, de sobresaltos y angustias. Es que hacer empresa no es fácil. Lograr algo que sea considerado diferente por las personas, menos. Y es que la mayoría de emprendimientos (e incluso de empresas consolidadas) no tiene “una causa”. Pareciera que tuvieran algo porque luchar (la causa), pero no saben cuál es el real objetivo para tanto desgaste. Es decir, el problema es que no saben enfocar lo que realmente crea valor, viven en un mundo difuso, sin claridad de actuación.

Y lo peor de todo es que esta forma de vida se cree normal. Aparece alguna contrariedad y se solventa. Surge otra y se trabaja, esperando ineludiblemente que llegue la siguiente y la siguiente. Un mundo intenso, agotador y desgastante para las personas que dirigen y “ejecutan” interminables actividades en la organización, pero que no necesariamente hace que los consumidores admiren a esa marca y la prefieran. Lo esencial es invisible a los ojos. El cliente NO valora ese desgaste, no le interesa y poco le importa. El necesita algo que simplifique su vida, que le haga feliz sin saber cómo se consigue. Lo esencial es invisible a los ojos.

La respuesta para encontrar la “real causa” para pelear en un entorno tan complejo está en la elaboración adecuada de la estrategia. La empresa varias veces considera esto irreal, le molesta el largo plazo (porque esta esclavizada en el corto), lo consideran romántico y sin sentido en un hábitat cambiante a cada segundo. Nada más alejado de la verdad. Tener un modelo de negocio, una estrategia o al menos una causa clara, hace que la organización se enfoque, regule sus fuerzas, prepare al ejército y maneje correctamente el armamento. El desgaste es productivo y los resultados, aunque inciertos todavía, son más probables. Esto sube la motivación interna y coloca a la marca en el mapa mental de la gente.

Las star-up(1) comienzan siempre con fuerza y voluntad. Esa fuerza que proviene de una idea propia, liberadora, pero no necesariamente genial, simplemente se considera parte de uno. En ese momento de vida de la empresa existen objetivos poco claros pero muchas tareas por realizar. Horas y horas de tareas que al final no tienen un claro final. Pero la idea siempre está presente (2). Se debe convertir a la idea en una causa y la única manera es ser aburrido, es decir utilizar una metodología para construir un modelo coherente de actuación: una estrategia.

No sirve de nada romperse la cabeza para oponerse al sistema.
Dejen que ellos mismos se enmarañen…

Dr. Robert, Across The Universe

Duro pero real. La organización sabe que está disparando para todos lados y aun así se niega a aceptar la verdad. Se hacen ejercicios tratando de encontrar “la causa”, la dirección; pero no hay convencimiento. Se trata de hacer un aparente trabajo colaborativo sin destruir la jerarquía absurda, y esto provoca mayor burocracia y más desenfoque. El escepticismo invade las salas de estar de la organización y la búsqueda de culpables es permanente.

la causa ecuador

La dirección se ha enmarañado porque no ha tenido la suficiente fuerza para oponerse al sistema, a la zona confortable. La receta pasada (que de alguna manera ha funcionado y que todos saben que incluso produce un fuerte estrés organizacional) se impone al sentimiento de cambio y a la búsqueda de las prioridades para encontrar el significado de hacer las cosas. No me importa sufrir, pero este sufrimiento ya lo conozco, y eso es mejor que una zona inexplorada.

Por eso tenemos a i-phone, a Disney y las demás de empresas de entretenimiento, a Tesla y los otros autos eléctricos, a UBER y eso que antes se llamaban taxis, a Pink Floyd y el resto de bandas de rock que tratan de ser innovadoras… Ellos supieron encontrar una causa, construir un modelo de negocio, diseñar su espacio de actuación, entender los sentimientos de las personas, ser útiles y diferentes desde la óptica del consumidor; a la final, ser una solución inigualable, valorada y comunicable otras personas.

(1) Empresas nacientes, nuevas
(2) Tomado de “Emotionshare, no se lo cuentes a Michael” de Montenegro, D.I. y Calvache, M.

Diego Ignacio Montenegro

Diego Ignacio Montenegro

No siempre estuve involucrado con el marketing y la gestión. Realmente podríamos decir que fue un proceso de “descubrimiento”, de “iluminación forzada”. Si debo hacer una auto-presentación, tendría que recurrir a un esfuerzo separado por zonas temporales o épocas que tienen una amplia relación con los ciclos de mi vida. El ejercicio debería ser simple (o vamos a tratar de hacerlo!) y necesariamente debe quedar incompleto. El llenar esos espacios dependerá de cada uno de los lectores, críticos, argumentadores y consejeros de DiegoIgnacioMontenegro.com, que más que un blog de marketing trata de ser una experiencia en “las entrañas empresariales”, en todos aquellos elementos profundos de cambio que estamos experimentando.

No-thinking. No-phone. No-drugs.

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