Es común que muchas organizaciones quieran recurrir a la misma estrategia: hacer lo de siempre o algo similar a lo que ejecuta la competencia (que a lo mejor no es ni la competencia). Lo peor de todo es que tratan de pensar en algo diferente, pero su “sistema inmunológico empresarial” los lleva de regreso al status quo, a lo plano e insípido.
La estrategia debe ser extrema, abrir varios frentes de batalla, molestar y retar al talento, causar stress, provocar diferencias reconciliables e enviar de salida a los que no quieren desacomodarse con el cambio.
El factor tiempo es un aspecto es clave. Es cierto que debe existir una planificación en base a los recursos disponibles. Siempre me preguntan qué pasa si no se cuenta con estos recursos. Mi contestación (en la que trato de ser convincente) es recurrente y a manera de pregunta: ¿hipotecamos el futuro porque no contamos con el suficiente dinero, información o talento para aplicar una gran idea, o salimos a buscar quién puede ayudarnos con la suficiente visión y fe? Pregúntele a Larry Page y Sergey Brin de Google…