A estas alturas del juego empresarial, muchas organizaciones habrán terminado sus procesos presupuestarios para el año 2023
Quito, Ecuador
A estas alturas del juego empresarial, muchas organizaciones habrán terminado sus procesos presupuestarios para el año 2023
VARIAS EMPRESAS SOBREVIVIENTES NO SE HAN PREGUNTADO CUÁL ES EL SIGUIENTE PASO PARA LOGRAR “VIVIR CON DIGNIDAD EMPRESARIAL”; Y, PEOR AUN, TRATAR DE DISEÑAR UN CAMINO HACIA LA SOSTENIBILIDAD.
Innovar requiere tener un producto novedoso, un mercado y producir rentabilidad. No es solamente plagiar sin ser detectado, como decía William Inge. En Funky Business el libro de Ridderstrale y Nordström, se advierte el fenómeno de la guionización como la capacidad de innovar “copiando y pegando” soluciones importadas de varias industrias para crear algo diferente.
El cambio va a un ritmo tan acelerado que las organizaciones no pueden igualar. Es un constante ejercicio de subirse a un tornado y girar a la misma velocidad. Esto produce un nivel alto de estrés empresarial, y no siempre la organización se da cuenta de que se requiere programar el futuro y regresar a planificar e implementar esas ideas. Es un ejercicio de visionar y hacer, hacer y visionar. Más del 85% de las empresas tienen miopía estratégica en nuestro medio. No logran visionar y su ejecución se reduce a ejercicios operativos de supervivencia. Pero cuando existe una mínima voluntad de pensar en la sostenibilidad del negocio, la organización se enfrenta a tres momentos de alto estrés cuando quiere modelar y repensar el futuro:
Someterse a un ejercicio de construcción de un mapa de creación de valor a largo plazo, no es tarea fácil. Los ejecutivos deben olvidar su pensamiento inmediatista para crear un modelo de negocio a cinco o más años. Esto produce estrés personal y empresarial porque se ve este diseño como algo etéreo, ambiguo y poco probable: ¿Si no solucionamos ni siquiera el presente, como pensar en lo que vendrá mucho después? Hay que construir una creencia futura, un código cultural y liderazgo alineado a una propuesta de valor. El primer paso es creer. Es el nivel 1 de estrés innovador.
Luego del mapa con los ingredientes necesarios para el éxito, viene la fase de planificación. Hay que destruir viejos paradigmas: pensar en áreas de trabajo, departamentos o jerarquías. La velocidad se reduce con esta antigua forma de trabajo. La estructura jerárquica está diseñada para resolver problemas diarios, para la operación de corto plazo; no funciona cuando se requiere concebir proyectos a futuro. Es el nivel 2 de estrés innovador: ¿Cómo lograr que una organización acostumbrada a trabajar en silos desconectados pueda formar equipos conectados, multidisciplinares, hete-jerárquicos, de varias funciones, y con hombres y mujeres talentosos de varias generaciones? Nuevamente vemos que la respuesta está en la cultura organizacional.
La innovación es un caos sistemático. La ejecución de las iniciativas requiere de una metodología. Se necesita establecer un marco de actuación para los equipos, unos parámetros rápidos para la ejecución que permitan obtener recursos para re-invertirlos en la estrategia. Las personas se auto-dirigen pero con tiempos, responsabilidades y rendición de cuentas. Es el último nivel de estrés innovador: los resultados.
Entonces, ¿Estás preparado para la presión que exige la innovación disruptiva?
Diego Ignacio Montenegro
Profesor IDE Business School – Universidad de Los Hemisferios.
Top Manager por Harvard University y varias Maestrias en Alta dirección de empresas.
Gerente general de Universidad de Los Hemisferios y presidente de EmotionShare Corp.
Autor del libro “Emotionshare, no se lo cuentes a Michael”.
El elemento para la trascendencia humana que propone la white economy (que podría darse por sobreentendido), se
convierte muchas veces en el eslabón más débil de la gestión estratégica de las organizaciones.
El concepto central de la orange economy (economía naranja) es la transformación. Esa mutación o cambio debería ser, desde nuestra óptica, más radical o disruptiva rompiendo el status quo o la sabiduría convencional.
Transformar una idea siguiendo una metodología para conseguir como resultado un bien o servicio cultural cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual1 , no es tarea fácil. En primer lugar, el resultado debe generar un beneficio, sea este a manera de rentabilidad o superávit y luego, para obtener el resultado ejecutar una serie de etapas conectadas entre sí. Es decir, el proceso es ordenado con picos y valles de discusión creativa, incluyendo siempre una estrategia de por medio. Este es el primer gran obstáculo del diseño estratégico: no se tiene claro cómo llegar desde una idea etérea y emocional a un producto creativo que genere valor incremental en un mercado y que además sea rentable.
El challenge thinking es un ciclo o bucle creativo interesante2 . Parte de información que se conecta para convertirse en conocimiento, pero su punto central está basado en un desafío y una creencia profunda. El desafío no es otra cosa más que solucionar problemas y aprovechar oportunidades de mejor manera. Lo interesante es que problemas y oportunidades se tienen que descubrir para un contexto que todavía no ha sido creado. Se trata entonces de diseñar el futuro, y a las personas no nos gusta…