El movimiento se vuelve más intenso. La preocupación de los sucesos invade la sala de estar. No hay claridad, porque nunca existió real valor. Al líder le gustan los problemas. Los acepta con optimismo y como un reto para el equipo. El equipo ve una posibilidad de crear valor en cada problema y convertirlo en una oportunidad de crecimiento. El centro del modelo estratégico son las personas. No cualquier persona. Se necesitan talentos, virtuosos y con gen tecnológico. Si el flujo de caja manda es comprensible. Sucede cuando las organizaciones han vivido en una fórmula: corto plazo + resultados + tareas. Funciona. La pregunta es hasta cuándo. El líder está pensando en los flujos futuros de la innovación. Sin estrategia no hay inversión para la innovación. Sin inversión no se lleva nada a la práctica y el talento migra por frustración. Conseguir resultados en el corto plazo puede provocar una erosión tan lenta de los resultados que nadie se da cuenta